Manuel Cortés Blanco encuentra el
mayor de los reconocimientos en la sonrisa de su pequeño después de que cada
noche le cuente algún cuento a modo de nana.
Tras haber publicado
cuatro libros y haber participado en distintas antologías de relatos, Nanas para un Principito recoge muchos
de esos momentos, erigiéndose en su obra más íntima, más entrañable, más
personal. En ella recorre distintas vivencias de los dos primeros años de su
hijo, poniéndole voz propia, haciéndole reflexionar sobre las mismas desde su
prisma infantil —como hiciera el Principito original— y cerrándolas de la mejor
manera que sabe: con uno de sus cuentos.
Nos
encontraremos historias como: "El rey descolorido", "El topo de la catedral", "El
día de los récords", "La luna y el lobo", "La vieja ermita", "El sabor del mar", "Concierto
para Año Nuevo", "El más ruin de los ratones", "La astucia del gallo", "Mi trocito de
bizcocho" o "El último dragón bueno", entre otras.
En definitiva, se
trata de un libro de 21 cuentos ilustrados para pensar, repensar, sonreír, leer,
releer… fiel al estilo que caracteriza a su autor y —cómo no— a su máxima de
vida: escribir para compartir. La ilustradora Raquel Ordóñez Lanza es la encargada de dar a estas nanas su forma y color.